Hemos visto como en los últimos años la salmonicultura de la Región de Magallanes ha adquirido una gran relevancia tanto para la economía local como a nivel nacional. También sabemos que la industria tendrá una desafiante tarea frente a la reactivación económica que requiere el país tras los años más duros de la pandemia.
Durante el primer trimestre del año el salmón se posicionó como el producto no cobre nacional más exportado, confirmando su liderazgo nacional. A ello se suman los más de US$5.200 millones registrados, en todo el país, en exportaciones de salmón y trucha en 2021, un 18,2% más respecto a 2020. Si miramos Magallanes, dichos productos alcanzaron exportaciones por US$390 millones, lo que representó el 42,7% del total de exportaciones regionales. Esta realidad ya comienza a mostrar cómo impacta positivamente en la economía local: si en marzo de 2020 existían cerca de 5.000 empleos directos e indirectos asociados a la salmonicultura, este año ya se registra más de 6.400.
Cuando miramos esas cifras, no podemos omitir que estamos conscientes de nuestra responsabilidad con el desarrollo local, sin embargo, el compromiso de la industria va más allá de lo económico: nuestro compromiso de mediano y largo plazo es también avanzar en sostenibilidad. Las empresas ya han dado pasos importantes. En 2021, el cultivo de salmón atlántico en la Región de Magallanes fue clasificado como ‘buena alternativa’ de consumo, según la ONG internacional Monterey Bay Aquarium (MBA). Esto, gracias a estándares más sustentables de producción. Así, la región más austral de Chile fue la única del país que avanzó en este reconocido ranking. Además, a nivel global también adquirió una relevante posición al ubicarse como una de las ocho zonas de cultivo en mar de salmón atlántico en el mundo que logró esta clasificación.
Dicha certificación reconoce objetivamente que el salmón magallánico ha alcanzado estándares de sostenibilidad superior al resto de Chile y el mundo, un avance destacable y significativo para la actividad de la región más austral del país.
Para este año los esfuerzos estarán enfocados en continuar avanzando hacia una industria competitiva y sostenible. Buscamos reforzar esa mirada que compatibilice el crecimiento del negocio con la sustentabilidad ambiental y una producción responsable.
En esa línea, parte de los objetivos será continuar disminuyendo el uso de antibióticos. La región cuenta con una condición climática y sanitaria privilegiada, que explica la baja incidencia de enfermedades bacterianas y parásitos en comparación a otros puntos de cultivo del país, permitiendo un bajo uso de antimicrobianos y antiparasitarios, un punto que también destaca la ONG norteamericana. Incluso, según datos de Sernapesca, la zona representa el 1,5% del uso total de antibióticos en agua de mar frente a otras regiones como Aysén y Los Lagos que alcanzan un 62% y 36,5% respectivamente.
Las cifras de Magallanes han permitido que varios centros de cultivo obtengan la certificación de libre de uso de antibióticos que entrega la autoridad. Este 2022 continuaremos trabajando en esta dirección.
Todos los esfuerzos medioambientales también irán de la mano con un fuerte trabajo con la comunidad magallánica. Nos desafiamos también a seguir reforzando y potenciando la comunicación y el trabajo con las comunidades locales, autoridades y emprendedores, reconociendo la importancia de la articulación de los distintos actores que rodean a esta actividad para forjar un mejor futuro para la región y sus habitantes. Junto a nuestra OTEC buscaremos apoyar la formación de capital humano local, para que más magallánicos interesados en la industria puedan incorporarse a ella.
El compromiso, económico, medioambiental y social, es permanente.
- Pablo Berazaluce, director ejecutivo de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes
