La revista Seúl publicó un extenso artículo firmado por Claudio Andrade sobre la historia reciente de la violencia mapuche en la Patagonia argentina.
De cómo el Kirchnerismo influyó de modo clave en la generación de conflictos en Cushamen, Chubut y en Mascardi, Bariloche, donde familias de origen mapuche ocuparon predios de forma violenta.
En el primero murió ahogado Santiago Maldonado, el 1 de agosto de 2017, mientras huía de agentes de Gendarmería Nacional ; y en el segundo Rafael Nahuel el 25 de noviembre del mismo año, durante un enfrentamiento armado con un equipo de Albatros de Prefectura Naval Argentina.

El artículo indica en sus primeros párrafos:
El conflicto mapuche como lo conocemos ahora no existió hasta que el kirchnerismo hizo su aparición en la escena cultural y social de la Patagonia. Antes de eso, “el conflicto” era sobre todo una discusión entre descendientes y el Estado argentino o terratenientes, un reclamo no demasiado intenso aunque permanente, un alegato de complejas derivaciones judiciales. Pero no había amenazas ni mucho menos violencia de parte de los bandos en oposición. Muy lejos de los ataques que hoy todos conocemos.
En su génesis más contemporánea, el conflicto se funde con la biografía del lonko Facundo Jones Huala y su declaración de guerra a la Argentina, con los intereses de otras familias de origen mapuche que especulan con el negocio inmobiliario, y las urgencias de la clase política que requería desestabilizar un gobierno como el de Mauricio Macri. Desde esta perspectiva, el conflicto mapuche en su modo violento es absolutamente reciente: más allá de los reclamos que pudiera haber, desde la Conquista del Desierto hasta hace unos pocos años los hechos de violencia eran inexistentes.
En 2015 Facundo Jones Huala decidió ocupar un sector de 1200 hectáreas en Leleque, una estancia de los Benetton, junto a un grupo variopinto de seguidores. La mayoría de ellos eran jóvenes desocupados de raíces mapuches provenientes del barrio San Ceferino de Esquel, entre molestos y furiosos por la enorme extensión que poseían y poseen los empresarios italianos en el sur. Cerca de un millón de hectáreas pertenecen a la Compañía de Tierras Sud Argentino S.A., de los Benetton, de Chubut hasta Tierra del Fuego. En cualquier caso, fue un toma desordenada y algo circense, que no generó reacciones importantes en Chubut.